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Tú me diste la flor de mi experiencia
y el tesón con que anduve mi camino,
no me cansó el andar, soy peregrino,
de la vida, amo toda su existencia.
Aquello que quisiera agradecerte
son las rutas que hiciste que cruzara,
no me quejo, ya ves, aunque faltara
mucho aroma de amor en tu simiente.
No me diste en tu andar a la ternura
que añoraba en mis noches silenciosas
y he llegado a creer… que esas son cosas
solo hermosas en la literatura.
Pero está tu belleza acogedora,
el color de tus campos florecidos,
tus ríos caudalosos, tus latidos,
y el ensueño que trasmiten tus auroras.
AlmaR