martes, 19 de enero de 2010

El embrujo del otoño

Tú vagas en la noche, e impregnas los sigilos
de esa calma apacible que colma el universo,
aspiras en el aire el aroma de incienso
que se expande en la mente al despertar los sueños.
Yo bebo la fragancia del otoño dorado
viviendo ese momento mágico, de colores diversos,
profundos y enlazados, como hiedra enredada en un eterno beso.
Me transmiten los campos… una sed insaciable de dulzura y sosiego,
colorido de árboles vivos, regalando sus trajes a la tierra que acoge sus vuelos,
gigantes robustos y erguidos, que van poco a poco
ofreciendo sus cuerpos desnudos al viento,
ese viento sensible, que con manos suaves descalza sus cuerpos.
Acaricio sus hojas distintas, de tonos tostados,
que armonizan con el verde intenso de esas otras
que aún conservan la savia que fluye en sus cuerpos.
Voy pasito a paso, por la alfombra bella que despierta ensueños,
sembrando en armonías hermosos pensamientos:
Oloroso presente, inmerso en regocijo de vivir su momento.
Son instantes mágicos que nos regala el tiempo, ofrenda generosa
de este otoño dorado que abraza en sus misterios,
llenándote la esencia de la vida de bellos pensamientos,
acariciando la silueta del alma, para besarla, despacio y en silencio.
¿Que misterios nos trae el otoño que nos deja flotando en el tiempo?

AlmaR

2 comentarios:

  1. Anónimo23.1.10

    De las cuatro estaciones, creo que el otoño es una de las mas bonitas y tú has sabido plasmarlo en este poema maravilloso*

    ResponderEliminar
  2. Anónimo29.1.10

    Me conecto contigo en el otoño. En estos instantes mágicos que nos regalas con tu poesia, nos dejas el sabor dulce de una espera en el tiempo. Siempre YO

    ResponderEliminar